Cinco errores comunes que deben evitar los gerentes
Un anuncio muy persuasivo del rotativo estadounidense The Wall Street Journal le decía al posible suscriptor que, con la lectura de este diario, podría impulsar su carrera y cada día daría un paso más hacia la cima. Pero, considerando los millones de personas que leen este excelente diario y que en la cima del éxito empresarial no hay vacantes suficientes para tanta gente, se sobreentiende que para llegar a llegar a ese nivel se requiere algo más que la simple lectura de este o de cualquier otro periódico.
Sin embargo, a pesar de la evidente exageración de dicho anuncio, muchas personas se sienten atraídas por cualquier promesa de que su ascenso a la cima será rápido y fácil.
Una nueva generación más enfocada a los resultados
Los jóvenes universitarios y profesionales de hoy en día son más emprendedores y quieren triunfar. Solía decirse que las generaciones anteriores buscaban la seguridad laboral, preferentemente un puesto en la Administración Pública que garantizase un cierto estilo de vida, pero encuestas recientes señalan que la mitad de los jóvenes universitarios españoles plantea crear su propia empresa. Probablemente nunca antes se había percibido tantos deseos de superación como la generación presente. Los jóvenes profesionales, ingenieros, gerentes de niveles medios e incluso gerentes de nivel alto, se hacen las mismas preguntas:
- ¿Qué oportunidades hay de crecimiento y desarrollo profesional?
- ¿Qué debo hacer para escalar y llegar a posiciones más altas?
- ¿Sabe algún superior en la jerarquía lo que yo quiero, lo que soy capaz de hacer, e incluso lo que estoy haciendo ahora?
- ¿Cómo seleccionan al personal para los ascensos?
Los cinco errores más comunes que nos alejan del éxito
Para saber lo que realmente se requiere para triunfar, hemos contactado con más de un centenar de altos directivos de grandes y medianas empresas para preguntarles a qué atribuían su propio éxito. Aunque admitimos que la muestra es pequeña, las respuestas que hemos obtenido son muy valiosas y dignas de consideración.
La mayoría de los directivos entrevistados mostró una actitud modesta en cuanto a sus éxitos, ni atribuyó su progreso en la dirección a una superdotación ni a cualidades sobrehumanas. Las respuestas de estos directivos de éxito a la pregunta de cómo habían llegado a la cima de sus organizaciones, nos llevó a elaborar una lista de características personales, tales como ser confiable, leal, atento, amistoso, flexible, etc., tal y como era de esperar. Pero lo más importe que estos triunfadores nos han dicho, es que llegaron a la cima evitando ciertos errores que otros no supieron sortear.
En otras palabras, llegaron a la cima de sus organizaciones evitando errores graves, perseverando hasta que la oportunidad toca a la puerta y después destacándose en su puesto de trabajo. Según ellos, ese ha sido el secreto de su éxito.
He aquí la lista de errores que deben evitarse, según estos directivos:
Primer error: Ejercer una deficiente autodirección
Muchas personas de gran talento acaban por debajo de su potencial debido a una autodirección deficiente. “He visto a muchas personas con talento cavarse su propia fosa”, exclamó el presidente de una importante empresa. Al pedirle que ampliara lo que acababa de decir, nos dio una lista de lo que podríamos clasificar como errores de comisión.
Aparentemente, pocas personas elaboran un plan estratégico de desarrollo profesional, tal como disponer en todo momento de un plan a cinco años. Se ensimisman de tal manera en los detalles de sus puestos actuales que no tienen tiempo para meditar acerca de dónde se encuentran ahora, cómo llegaron hasta ahí, hacia dónde se dirigen, qué herramientas que necesitan para llegar a ese punto, y dónde se encontrarán en cinco años si no hacen nada distinto de lo que están haciendo en este momento. Cualquier persona con aspiraciones debería formularse continuamente esas preguntas. Si las respuestas no son satisfactorias, tendría que reformular su estrategia, pues nos dice la ley de Odiorne: “Aquello que no cambia, sigue igual”.
La autodirección comienza con una evaluación de nuestras limitaciones actuales, así como de nuestras fortalezas, debilidades y oportunidades. Sin embargo, hacer este tipo de análisis en solitario puede llevarnos a conclusiones erróneas. Por ello es aconsejable recurrir a un buen asesor. Aunque nuestra pareja podría ser un buen asesor, es preferible tomar como modelo a un buen jefe y observar detenidamente cómo esa persona se desenvuelve. Eugene E. Jenning hace ya mucho tiempo que nos dio ese consejo, allá por los años 60, en su libro The Mobile Manager, y parece que los directivos de éxito todavía siguen sus consejos.
La autodirección es un asunto que conviene no hacerlo en solitario. Debemos intercambiar opiniones con los demás, escuchar y recoger la mayor cantidad de información posible, pero recordando que nosotros somos los responsables de nuestras decisiones. Somos nosotros quienes debemos dirigir nuestras propias vidas y aceptar la responsabilidad de que, con nuestras decisiones, creamos nuestro futuro.
Segundo error: Trabajar para un jefe que no va a ninguna parte
Uno de los mayores errores que muchas personas cometen respecto de sus vidas profesionales es quedarse atrapadas con un jefe que no va a ninguna parte. Una persona emprendedora puede comenzar ahí, pero debería hacer todo lo posible para abrirse paso y salir de ese atasco.
El embotellamiento que ocurre en el sendero de los ascensos, promociones y otras oportunidades de desarrollo profesional, al quedarse bloqueados por una o más personas que están estancadas y no van a ninguna parte, es un hecho lamentable en sí mismo. Frente a este bloqueo, muchas personas ambiciosas se han dejado vencer, tal vez por razones de orden económico y esto es todavía más lamentable. Otras personas, aunque luchan en vano por sortear esas barreras, comenten errores tontos que arruinan sus carreras, como enfrentarse abiertamente al jefe, criticarlo, trabajar contra él o tratar, sin conseguirlo, de hacer un cambio a un sendero paralelo. Si te ves obstruido por un jefe que no va a ninguna parte, no lograrás avanzar saboteándolo, criticándolo o denigrándolo. Siempre es mejor hablar bien del jefe, aunque ello requiera mucha imaginación de tu parte.
Si fuera posible hacer un cambio lateral en la misma empresa para pasar a formar parte de un equipo que va a mayor velocidad, lo primero que hay que hacer es darse a conocer entre los miembros de este otro equipo. Por consiguiente, si te encuentras en esta situación, debes esforzarte por conocer las personas que conforman ese otro equipo y los problemas que enfrentan. Luego, puedes pedirle a algún miembro de ese equipo que te avise rápidamente cuando se presente una vacante en ese equipo. Si hubiera más candidatos para cubrir ese puesto, eso te beneficiaría enormemente. Construir un círculo de contactos fuera de tu propio departamento y en el proceso averigua cómo se están desarrollando las cosas en ese otro lugar. Tener una buena red de contactos es vital para el éxito. Hoy en día, gracias a las redes sociales, el proceso de conocer a otras personas y hacer contactos ha evolucionado dramáticamente, pero el networking no es una ley de números –cuantos más contactos mejor–, sino hacer buenas conexiones.
Si finalmente decides hacer un cambio lateral, ten mucho cuidado y presta especial atención a los traslados a posiciones inferiores. Es importante alejarse de un jefe que no va a ninguna parte, pero los esfuerzos siempre hay que dirigirlos hacia la obtención de un cargo de mayor nivel.
Tercer error: Evitar la asignación o encargo de tareas especiales
Encuestas realizadas entre directivos revelan que la participación en proyectos especiales, al comienzo de la carrera de un gerente, es lo que hace que estos individuos sean visibles ante los altos mandos de la empresa. Formar parte de un comité o grupo de trabajo, o sencillamente la oferta y la aceptación de una tarea extraordinaria que conlleva una alta visibilidad, es lo que a juicio de esos directivos más impulsó sus carreras hacia la cima. Sin embargo, las personas que están estancadas, probablemente rehúsan hacer trabajos que no les corresponden. “Después de todo —razonan estos individuos—, estoy demasiado ocupado y nadie me va a pagar por ese trabajo extraordinario”.
Si alguien te invita a participar en un equipo de trabajo o comité, o te encomienda alguna tarea especial, haz la mejor labor posible porque a menudo esa es una excelente oportunidad para demostrar tu capacidad innovadora, o por lo menos para demostrar que eres un buen trabajador.
Los equipos de trabajo y las asignaciones especiales frecuentemente permiten trabajar en algo nuevo, innovador y original. Además, aumentan las posibilidades de hacerte más visibles ante las personas que ordenaron que dicha asignación especial se llevara a cabo. En una institución bancaria muy importante, un empleado ascendió tras haberse destacado como miembro de un comité encargado de renovar su parque de cajeros automáticos, debido a que el vicepresidente de operaciones se convirtió en uno de sus principales mentores. Las personas ascienden en sus empresas cuando son identificadas como innovadoras.
Si el puesto que ocupas actualmente no ofrece suficientes oportunidades para demostrar tu talento, trata de conseguir que te asignen a un equipo de trabajo encargado de realizar algo nuevo. Frecuentemente, al crear equipos de trabajo para estudiar la incorporación de nuevas tecnologías, nuevos sistemas, nuevos productos, etc., la finalidad es solucionar problemas o lograr un rendimiento importante. Si consigues participar en un equipo innovador y trabajas arduamente, tendrás la oportunidad de conseguir el tipo de visibilidad que necesitas para subir escalones en tu empresa.
Las personas que desperdician las oportunidades se están suicidando (en sentido metafórico). Realizar una buena labor en lo relativo a las tareas rutinarias es ciertamente importante, pero como dijo el vicepresidente de una importante empresa, “se suele catalogar a las personas desde su incorporación a la empresa, lo cual puede beneficiarles o perjudicarles en el momento de seleccionar individuos para un puesto de mayor nivel”.
Cuarto error: Hacer uso del ultimátum
Uno de los errores más graves que cometen las personas de gran talento es creerse indispensables y dar un ultimátum. Amenazar con renunciar si no consiguen ese aumento salarial o esa promoción es una manera excelente de hundirse. Podrían ganar la batalla, pero como estrategia les haría perder la guerra.
Si posees una habilidad muy valiosa para la empresa, podrías salir victorioso en una ocasión, pero tus superiores no mostrarán gran entusiasmo para proponerte para un ascenso y, además, ese hecho podría generar un alto grado de resentimiento, hasta el punto de que, ante un nuevo ultimátum, alguien puede rebelarse y dejar que te vayas. Con esto no queremos decir que nunca deberías renunciar a un puesto de trabajo, pero si te aconsejamos que no apuntes nunca con el revólver a menos que estés dispuesto a apretar el gatillo. A los jefes les molesta que sus subordinados traten de manipularlos,
Si pretender usar como palanca las ofertas de empleo fuera de tu compañía, hazlo con astucia y no con torpeza. Si has decidido presentar tu renuncia si no consigues ese ascenso, asegúrate de que el nuevo puesto es mejor que el que tienes ahora y de que tu futuro jefe es mejor que el que el actual. Si no fuera así, podrías acabar en una posición más desfavorable, debido a un ultimátum inoportuno. Si hay posibilidades de ascender en tu actual empleo, probablemente sea mejor que te quedes donde estás.
Además, si decidieras dejar tu puesto actual, es mejor irse sin dejar las puertas cerradas por haber insultado a todo el mundo. Al renunciar a un puesto para aceptar una mejor oportunidad, hazlo siempre expresando tu pesar y jamás porque “no resisto más este odioso lugar”. Las personas que siguen un sendero ascendente, siempre dejan detrás suya una hilera de gente que manifiesta opiniones favorables acerca de ellas, y no ex compañeros que se alegran de que se hayan ido.
Quinto error: Actuar con demasiada rudeza o agresividad
Si tienes la expectativa de quedarte en la misma empresa durante varios años, no puedes darte el lujo de mantener malas relaciones con quienes tendrás que compartir tu vida laboral durante un largo tiempo. Los calificativos degradantes pueden producir una cierta satisfacción momentánea, pero a la larga perjudicarán las posibilidades de ascender. Los elogios sinceros nunca están de más, pero sin exagerar. Si un subordinado desempeña una tarea de manera deficiente, debes decírselo, pero de un modo constructivo. No critiques a ningún subordinado menospreciándolo, por ejemplo, sugiriendo que es un incompetente o generalizando acerca de su personalidad. La meta es resolver un problema, no menospreciar a la persona. Critica el trabajo o el comportamiento, pero no la persona.
Alguien dijo que es muy difícil volar como un águila cuando se está rodeado de pavos, pero fíjate muy bien antes de clasificar a alguien como un pavo. Expón claramente lo que esperas de los demás y a la vez pregúntales lo que ellos esperan de ti. Si no se están desempeñando de acuerdo con tus expectativas, puedes decirles que esperas de ellos más de lo que han contribuido, pero lo que no puedes hacer es llamarles incompetentes o inútiles. Nuca atentes contra la integridad, la personalidad o el carácter de las personas.
Resumen
Las personas ascienden en las organizaciones trabajando duro, adaptándose a las circunstancias del entorno, aprovechando las oportunidades y aceptando de buen grado las responsabilidades.
La mayoría de los directivos entrevistados señaló que su trabajo representa un gran reto y que disfrutan de participar en la competición. Además, no querrían que fuera de otra manera. Es algo que consideran un reto excitante, pero si tú no lo crees así, nadie podrá decir que has fracasado porque tú mismo has decidido no participar en la competición. No todo el mundo está dispuesto a participar.
El propósito de este informe no es sugerir que participes en dicha competición, sino señalar lo que hay que hacer y lo que hay que evitar en caso de que alguno de los lectores decidiera ponerse la meta de escalar y llegar a la cima de su organización.
Si eres una persona indecisa, la lectura de libros con consejos sobre cómo llegar a la cima no te ayudará mucho. Nadie llega a la cima por derecho propio, a menos que haya heredado la empresa. El precio del éxito es la familia, el tiempo libre, los hobbies, el sueño de llegar a ser un destacado concertista, un prestigioso director de cine o el autor de novelas de gran éxito de ventas. Según un informe de BlueSteps, publicado por la Association of Executive Search Consultants (AESC) en agosto de 2014 sobre la conciliación de la vida familiar y laboral de los altos directivos, “la mayoría de los altos directivos trabaja una media de 58,5 horas semanales y un 39% trabaja más de 60 horas semanales”. Una copia completa del informe 2014 de Conciliación Laboral está disponible para su descarga en https://www.bluesteps.com/Products/2014-AESC-BlueSteps-Work-Life-Balance-Report.aspx
A pesar de la importancia de la conciliación laboral y familiar, la realidad es que las personas que no tienen un alto nivel de compromiso jamás alcanzarán el éxito en los negocios. No es lo mismo que hacerse rico de la noche a la mañana porque nos tocó el premio gordo de la Lotería.
Por último, diremos que cualquier persona que desea llegar a la cima tendrá que trabajar sin descanso, desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche. A la postre, buscando y aprovechando las oportunidades que se presentan, con una buena salud, con alguna suerte (la suerte también juega un papel en la vida) y evitando los cinco errores que exponemos en este informe dispondrás de lo que creemos que es un buen plan para progresar en tu carrera y alcanzar el éxito.
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