El Propósito y la Misión de la Empresa

Sólo una definición clara de la misión y propósito de la empresa permiten tener objetivos claros y realistas. Es el fundamento de las prioridades, las estrategias, los planes y las asignaciones de trabajo. La estructura subordina a la estrategia. Esta determina cuáles son las actividades esenciales de determinada empresa y la estrategia impone saber “qué es nuestra empresa y qué debería ser”. La teoría de la empresa debe circular por toda la organización y todas las decisiones de los gerentes intermedios y el resto del personal deben ser tomadas teniendo en cuenta dicha teoría

La respuesta a la pregunta “qué es la empresa”, aunque a primera vista parece obvia, puede generar discrepancias en cuanto a la respuesta por parte diferentes personas. Esta falta de coherencia tiende a que la gente quiera evitar la formulación para evitar conflictos.

Se requiere, por lo tanto, un método para fijar lo que es la empresa, pero teniendo en cuenta que la empresa se define por el deseo del cliente a satisfacer una necesidad cuando compra un producto o servicio. Por eso cualquier tentativa de determinar qué es la empresa debe partir del cliente, sus realidades, valores, comportamiento, etc., pero surge la pregunta “¿quién es el cliente?”

Muchas empresas fracasan por no saber realmente quién es su cliente y enfocar sus energías erróneamente. Una vez definido quién es nuestro cliente, debemos preguntarnos qué es valioso para él. Pero hay que averiguarse lo que es realmente valioso para el cliente, y no lo que la empresa cree que es valioso para el cliente. Este es otro gran error que cometen muchas empresas.  Realizan un enfoque de “adentro hacia afuera” en vez de “afuera hacia adentro”.

La empresa también debe preguntarse cuál es su carácter o fin, desde el momento de su creación, y no como una medida reactiva cuando surgen problemas. La gerencia necesita anticipar los cambios en la estructura del mercado que resultan de las modificaciones de la economía, la moda o el gusto, y las iniciativas de la competencia, y reaccionar frente a estos cambios guiados por su fin.

Por último, la gerencia debe preguntarse cuáles son los deseos del consumidor que no se satisfacen adecuadamente con los servicios o productos que hoy se ofrecen, y acondicionar sus productos a sus requerimientos. También de esta manera encontraremos nichos de mercados aún no explotados.

Un análisis que también debemos realizar es comparar lo que es nuestra empresa con lo que debería ser y ajustar las brechas existentes para adecuarse a lo que deseamos que sea. Y complementariamente con el anterior cambio, es necesario hacer un planteamiento de abandono sistemático de las antiguas cosas que no realizan una contribución a la satisfacción del cliente.

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